No son pocas las parejas que deciden poner fin a su unión matrimonial o de hecho, sin ser capaces de llegar a un acuerdo amistoso. En tales casos, lo habitual es que el conflicto escale, cosa que suele ocurrir más a menudo cuando hay hijos comunes de por medio.
Es entonces cuando comienzan a cometerse los errores: en lugar de recurrir a abogados derecho familia, ya sea de forma separada o compartida, es frecuente que cada uno de los miembros de la pareja comience a tomar decisiones de manera unilateral sin tener en consideración las posibles consecuencias de sus actos, motivados sobre todo por el malestar familiar.
El resultado, es el agravamiento del conflicto: cada una de las partes intenta imponer sus exigencias y, finalmente, el asunto termina procesándose en un Juzgado. En estos casos, los resultados acaban por ser impredecibles, pues es una tercera persona ajena a las partes quien toma las decisiones pertinentes.
Para ejemplificarlo vamos a detallar una historia real, obviamente sin facilitar ningún dato personal.
En este caso, dos cónyuges en proceso de divorcio pretenden conseguir la custodia en exclusiva de sus hijos. Durante el proceso, la pareja es incapaz de llegar a un acuerdo en todo lo relativo a sus hijos, cuando inicialmente el objetivo principal era la custodia compartida.
Iniciados los conflictos entre las partes, ambos deciden ponerse en manos de un abogado, quien mediaría realizando las labores de negociación necesarias con el fin de alcanzar un acuerdo favorable para todas las partes.
Sin embargo, esta es una labor realmente complicada, pues para llegar a un acuerdo es necesaria la disposición de ambas partes.
De los despachos de los abogados al juzgado
La labor del abogado en la fase de negociación es buscar puntos de interés común para intentar que ambas partes comprendan que la custodia compartida es la mejor alternativa. No obstante, ambas partes iniciaron las conversaciones trasladándose sus exigencias personales, enfrentando cada vez más sus posturas. De esta manera, dada la contenciosidad del caso, el divorcio se acaba tramitando en un Juzgado de Familia.
Las estrategias jurídicas
Durante el procedimiento judicial, ambos letrados proceden de manera que intentan demostrar que la otra parte no se encuentra capacitada para ejercer la custodia de los niños. En esa estrategia se implican a fondo las dos partes, poniendo sobre la mesa los hechos conflictivos sucedidos durante el matrimonio y que han afectado a los hijos. Las disputas entre ambos progenitores eran claras, y los letrados intentaron realizar su trabajo de la mejor manera posible defendiendo los intereses de cada uno de sus clientes, si bien la pareja se muestra acalorada durante la práctica de sus respectivos interrogatorios
El dilema de la jueza de familia
Ante esa situación, la jueza decide llevar a cabo la exploración de los niños. Ambos exponen que la situación en casa es, efectivamente, tensa. Además, mencionan que pasan muchos períodos de tiempo en casa de sus abuelos maternos, lugar en el que se sienten cómodos y arropados.
Tras oír a los niños, se decide tomar declaración a los abuelos maternos. Planteada a estos la cuestión de si aceptarían temporalmente la custodia y la guarda de sus nietos, la respuesta es afirmativa.
La sentencia
La sentencia de la jueza no deja lugar a dudas: ante la incertidumbre generada, otorga temporalmente la custodia y guarda de los niños a sus abuelos maternos, según lo determinado en el artículo 103.1 del Código Civil.
Moraleja
Son los abogados especializados en Derecho de Familia quienes disponen de conocimientos legales y de habilidades para manejar adecuadamente los conflictos familiares complejos, como el descrito en esta historia real.
Además, su experiencia procesal les permite conocer de antemano cuáles son aquellos factores o hechos que provocan reservas en los jueces y que pueden hacer que estos tomen una decisión que, aunque justa desde el punto de vista legal, puede ser, desde el punto de vista real, la menos idónea para padres e hijos.
Por ello, es de vital importancia seguir los consejos de los profesionales y escuchar sus estrategias de manera que durante el procedimiento se pueda mantener la coherencia entre lo practicado y lo resuelto, sin que se den sorpresas que puedan perjudicar a la estabilidad de las partes.
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